martes, 2 de abril de 2013


...Y sentí que el cielo se derrumbaba el día que me dijiste "adiós", con mis ojos empapados en lágrimas, observé los tuyos y encontré en ellos sentimientos de temor, de ansías, de falta de fé; fue allí cuando supe que tu alma sentía lo mismo que la mía... ese dolor profundo de saber que nos ibamos que separar.
"No... no te vayas" fue lo primero que mis labios consiguieron pronunciar, pero al mirar a mi alrededor y al encontrarme en ese aeropuerto, logré entender que esa era la cruel realidad, tenías que marchar.





Fue entonces cuando surgió ese abrazo, tan lleno de amor, tan lleno de "no puedo vivir sin tí"... ¡Una metáfora tan real para ambos!. Viste el reloj, te recordaba que tenías que partir... te acercaste más a mí, tomaste mi mano, mi corazón latía acelerado, mientras sentía que me faltaba la respiración... Luego te observé, dando pasos, alejándote de mí... dí la espalda y me sumergí en una escena totalmente gris, miré hacia atrás y ya no te ví más... allí me dije "lo amo de verdad" y allí también supe que no te dejaría ir nunca más.




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